Las empresas están reaccionando de manera muy diversa ante la Digitalización o la Industria 4.0. Si lo están haciendo de la manera correcta, o no, se verá en unos años, cuando se comparen con su competencia y se vea si están por delante o por detrás de ella; es decir, si su nivel de productividad o eficiencia es mayor o menor. Las decisiones de transformase digitalmente, sin embargo, han de tomarse ahora, y no podemos esperar unos años a ver si lo hicimos bien o no: la opción de esperar a ver qué hicieron otros para copiar las mejores prácticas sería demasiado tarde.
La transformación Digital de cada empresa es como la huella dactilar, es única en cada organización; aunque dos empresas se dediquen al mismo sector, sus estrategias, sus procesos, su situación de partida y sus objetivos son diferentes. Por tanto, su plan de transformación para la digitalización ha de ser diferente y personalizado para su negocio.
A la hora de acometerlo, además, no es suficiente con hacer un análisis de la situación actual y detectar áreas no digitalizadas en la empresa, sino que es fundamental profundizar más en los beneficios que puede aportar la digitalización de esas áreas y en el esfuerzo que va suponer digitalizarlas. Ambos, beneficios y esfuerzos, deben ser valorados económicamente para calcular el retorno de la inversión de cada área y para determinar así la prioridad, con plazos realistas y con un plan de acción por cada área que se estudia digitalizar.
Esta estimación por áreas no solo es importante para priorizar las acciones del plan de transformación digital, sino porque, a diferencia de otros procesos de informatizaciones anteriores, la transformación digital requiere del compromiso de la alta dirección de la empresa. Sin él, la transformación digital no será completa, ya que esta transformación también debe tener su extensión en la gestión de la empresa.
La mejor manera para cuantificar la importancia de la trasformación en cada negocio es visualizar los impactos económicos de esta trasformación digital, tanto en beneficios como en costes. Y para visualizarlo claro y por áreas, se pueden usar indicadores como ROI (Return of Investment) o el Payback. Así, por ejemplo, si obtenemos una estimación de ROI de 2 en un área, quiere decir que el beneficio es dos veces la inversión; tener un Payback de 6 meses, por otra parte, implica que la inversión se recuperará en ese plazo.
Este método de tener un plan de digitalización con estimación de costes y beneficios, y los indicadores ROI y Payback, permite que la decisión de abordar un proyecto de digitalización de un área este basada en los beneficios que se van a obtener y en los costos, y arroja una vista a medio y largo plazo de lo que se va a necesitar. Pues si se digitaliza un área solo con objetivos a corto plazo, sin saber todo el plan a largo, hay una alta probabilidad que cuando se vaya a una segunda fase se haga necesario rehacer la primera o incluso cambiar por otra la tecnología implementada, con las pérdidas de tiempo y dinero que eso puede suponer. Esto explica por qué algunas decisiones que se tomaron en el pasado, de informatizar ciertas áreas con algunos sistemas sin tener esa visión a largo plazo, son ahora una hipoteca que nos puede atar.
En conclusión, la transformación digital consiste en transformar la gestión de la empresa aprovechando las nuevas tecnologías, allí donde estas aportan unos importantes beneficios respecto a las existentes. Y para poder hacer esta transformación de la gestión, se necesita el compromiso de la alta dirección. El modelo de que el departamento de informática vaya comprando tecnología según lo demandan los usuarios, con óptimos locales y a corto plazo, no es válido para la transformación digital. Para poder hacer un plan a largo de digitalización, además de usuarios y departamento de sistemas, necesitamos a la dirección de la empresa; y para que la dirección de la empresa apruebe un plan de digitalización, no es suficiente con mostrar funcionalidades y ventajas de la tecnología que se estudia implantar: es necesario un plan que implique cambios en la gestión y beneficios cuantificados.
Indicadores como el ROI o el Payback nos ayudan a todos a valorar en su justa medida el proyecto de Digitalización, evitando realizar proyectos sin un Payback aceptable o pudiendo invertir en proyectos de más importe, lo que permite conseguir más beneficios y, por tanto, un ROI más alto. Es decir, un proyecto más barato no tiene por qué ser el que tenga mejor ROI, pues siendo éste el cociente de beneficios y costes, puede aportar muchos más de los primeros y compensar con creces los segundos.
Carlos Bayona es ingeniero de organización, experto en Transformación Digital y CEO de Digital Enterprise
Puede ver la ponencia completa (18 Minutos) de Carlos Bayona: ¿Es rentable la Transformación digital?
Grabada el pasado 9 de Noviembre en la Jornada “Aplicación Real de la Digitalización de nuestras Fábricas” que retrasmitirá de forma completa el 25 de enero.
Compañía:
Digital Enterprise es una consultoría de digitalización, especialista en mejorar la productividad y competitividad de las empresas fabricantes mediante proyectos de digitalización total o parcial de la empresa, analizando sus necesidades reales y su nivel de madurez. Cuenta con un selecto equipo profesional y una metodología propia, fruto de la experiencia acumulada de más de 20 años. Esto le permite ayudar a los clientes industriales a definir e implantar un plan de digitalización ajustado a la realidad de cada empresa, para conseguir sus objetivos de negocio.